La Tercera Marcha
Albert Vilalta: "La mente, una gran aliada para sobrevivir"
Actualizado: 25 abr 2020
Un confinamiento por motivos de salud no es un secuestro ni una guerra. Pero algunas personas forzadas a permanecer escondidas largo tiempo sacan provecho ahora de su experiencia
Roger Valsells.
Albert Vilalta sufrió un secuestro en Mauritania el año 2009. Este Ingeniero de Caminos catalán viajaba con la ONG Barcelona Acció Solidària por la carretera de Dajla a Nouakchott en Mauritània cuando, al salir de una gasolinera, el último coche de la caravana, donde viajaban también Roque Pascual y Alicia Gámez, fue interceptado por unos bandidos. En el momento del secuestro, Albert recibió tres tiros en la pierna izquierda y, después de 48 horas de huida desenfrenada, fue curado con métodos tradicionales.

Albert Vilalta (sentado primero por la izquierda) en la primera prueba de vida recibida. Foto: EFE
Los primeros cinco meses del secuestro fueron muy difíciles porque le costó mucho hacerse cargo de la situación y los constantes cambios de escondite y sus heridas hacían que cualquier otro pensamiento que no fuera la supervivencia, simplemente no existía. Después de 150 días de cautividad, consiguió cierta estabilidad en el dolor de la pierna y asumió que el secuestro iba para largo.
Es en aquel momento en que tomó una decisión que, probablemente, le salvó la vida. Decidió imponerse la rutina de volver a imaginar, dibujar y proyectar como había hecho siempre. Empezó a reunir piedras de diferentes tamaños y se inventó un juego de ajedrez para jugar con los vigilantes en el escondite del desierto. Muy pronto se dieron cuenta de que habían vivido en dos mundos demasiado distintos y dejaron de jugar.
Pidió a los secuestradores un bloc de notas y un bolígrafo para poder escribir y dibujar y se lo concedieron. Para un Ingeniero como Albert Vilalta, los proyectos se planifican a medio o largo plazo. La disciplina diaria que se impuso implicaba pues “comprar futuro” y prepararse para el retorno. Los momentos que dedicaba a su bloc de notas, apartado de los secuestradores y de sus compañeros de infortunio, se convirtieron en resquicios de esperanza y de conexión con la vida que llevaba antes del infausto 29 de noviembre del 2009, fecha del secuestro, así como una proyección de vida para la vuelta a casa.
Dibujos realizados por Albert Vilalta durante el secuestro
El lunes 23 de agosto de 2010, nueves meses después de la emboscada, Albert Vilalta y su compañero Roque Pascual son liberados en Ouagadougou, capital de Burkina Faso a más de 2.000 km del lugar en que fueron capturados. Alicia Gámez había sido liberada en el mes de febrero.
Diez años después, Vilalta sigue convencido de que la mente es una gran aliada para sobrevivir en situaciones difíciles. Ser capaz de abstraerse del entorno de manera creativa es clave. “La situación actual tiene algún paralelismo con lo que pasé hace diez años, en el sentido que me impongo una disciplina diaria para aprovechar el tiempo. Aunque esta vez estoy en la mejor compañía” declara desde su confinamiento casero.